Las puertas del Paraíso son demasiado estrechas para quien ha perdido completamente la esperanza, para quien ha caído en el abismo que representa el sufrimiento verdadero. A aquel que anocheció su alma, solo lo espera la resignación, el cansancio y el dolor. No es casualidad que “Pain” sea la primera palabra que el álbum nos suspira, ya que Mark Linkous (alias Sparklehorse) vivió esto en carne propia.
“Dark Night Of The Soul” se traduce como “oscura noche del alma”, un término acuñado por Juan de la Cruz, un poeta renacentista español, que refiere al punto en la vida de un cristiano en el cual ya no puede reconciliar su relación con Dios. Titular así el disco es una declaración de intenciones por parte de un artista atravesado por la depresión y las adicciones: no hay vuelta atrás.
Linkous grabó este álbum con el productor Danger Mouse, el director David Lynch y otros diez músicos entre los cuales se encuentran Iggy Pop, Julian Casablancas y Vic Chesnutt. La selección de colaboradores nos advierte que se trata de un trabajo en el cual la música, el cine y la fotografía convergen. Se trata de un disco ecléctico que abarca varios géneros: Rock, Noise, Blues, Pop, etc, se encuentran a disposición de una obra en la cual cada canción es una película en sí misma, una obra tristemente intimista que interpela al oyente y lo enfrenta a sí mismo. Pero esta vez no pretendo hablar tanto del álbum, sino de los acontecimientos que tuvieron lugar con la salida del mismo.
David Lynch había contribuido con un libro de fotografías de casi 100 páginas en el cual se incluiría el disco. “Dark Night Of The Soul” estaba programado para ser lanzado a comienzos del 2009, pero una disputa legal con EMI, que involucraba cuestiones de copyright retrasó el debut. Aun así, el libro se vendió en las páginas oficiales de los artistas, incluyendo consigo un CD-R vacío junto con un mensaje:
“For legal reasons, enclosed CD-R contains no music. Use it as you will”.
El álbum completo saldría oficialmente el 10 de Julio del 2010 y las críticas serian excelentes. Desgraciadamente, Mark Linkous nunca lo vería, ya que el 6 de Marzo de ese mismo año decide poner fin a su vida. Esto me apena y me enoja en proporciones iguales. Si bien es cierto que la discográfica jamás habría podido anticipar un suicidio, fue por meras cuestiones burocráticas que Linkous jamás llego a ver su obra crecer en los oyentes. Tenemos ante nosotros un claro ejemplo de una gran marca interponiéndose en el camino del arte, otro caso en el cual un grupo de señores con corbata impiden que un músico comparta su trabajo con el mundo como y cuando quiere. Burócratas se encargaron de destruir el proceso creativo de un artista increíble, coartaron su arte y rompieron su vínculo con los oyentes.
Soy una persona que ama la música en formato físico, si un álbum me gusta trato de adquirirlo, pero esta vez no estoy seguro si me sentiría cómodo gastando dinero en un álbum que va a contribuir con un sello discográfico que se interpuso con el lanzamiento del disco en primer lugar.
El álbum es trágico, no solo por su mensaje y su atmósfera, sino por los sucesos que lo envuelven. Anteriormente mencione que Vic Chesnutt había colaborado en él. Desgraciadamente, Chesnutt tampoco llegó a ver florecer los resultados de su colaboración, ya que el 25 de Diciembre de 2009, también decidiría levantar la mano sobre él mismo.
Para cuando los problemas legales se solucionaron ya era demasiado tarde, el disco salió al mercado con una triste, tristísima dedicatoria:
“In memory of Mark Linkous and Vic Chesnutt”.
